Aquellas navidades se produjo el milagro, la abuela Nieves preparaba, como siempre, su alargado dulce estrella, lo hacia con amor para sus invitados pero… inesperadamente el abuelo Antonio avisó de que llegaba con más invitados.
La abuela Nieves supo ser la mejor anfitriona, troceo el pastel y a los trocitos les añadió crema por los lados y los tostó.
Así nacieron los Almadrones del 103, unas joyas culinarias que ahora puedes tener en tus manos.
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